viernes, 4 de noviembre de 2016

Misterio de la estrella “Sirio” y el pueblo Dogón.


Los fabulosos conocimientos del pueblo “dogón” sobre la estrella “Sirio” se han considerado un misterio durante décadas. Sin telescopios ni otros medios tecnológicos, ¿cómo alcanzaron los “dogones” esos conocimientos?

Sin embargo, Sirio, la estrella más brillante del cielo nocturno, es visible desde el polo sur terrestre hasta las latitudes de Islandia. Desde las civilizaciones más antiguas su intenso brillo siempre ha fomentado la curiosidad y fantasía del hombre; en Egipto, por citar un ejemplo, el día de su aparición sobre el horizonte después de un periodo de invisibilidad (lo que los astrónomos llamamos el ‘orto helíaco’) marcaba el inicio de las inundaciones del Nilo.

Por lo tanto, Sirio debe su intenso brillo aparente a su proximidad a la Tierra, pues se encuentra a una distancia de tan sólo 8,6 años-luz. La estrella que nos fascina a simple vista es dos veces más masiva y 25 veces más luminosa que el Sol.



El estudio de este movimiento, que presenta unas marcadas oscilaciones, lo que hizo predecir al astrónomo alemán “Friedrich Bessel” en 1844 la existencia de una pequeña compañera, Sirio B, que acabó siendo observada por el astrónomo estadounidense “Alvan Graham Clark” en 1862. 

Sabemos hoy que Sirio B no es más que una estrella enana blanca, un pequeñísimo residuo estelar compacto e inerte. Aunque tiene la mitad de la masa del Sol, Sirio B es del tamaño de nuestro planeta Tierra. Por su débil brillo y su proximidad a la deslumbrante “Sirio A”, es imposible observar Sirio B sin un buen telescopio.

Sirio A y Sirio B se encuentran ligadas gravitacionalmente. Según se estimó en 1851, una década antes de la primera observación de Sirio B, el tiempo que tarda ésta en dar una vuelta alrededor de “Sirio A” es de 50 años. Más recientemente se han detectado ciertas anomalías en el movimiento orbital de Sirio B que podrían explicarse con la presencia de una hipotética tercera estrella, Sirio C, que a pesar de los esfuerzos de los astrónomos nunca ha sido observada, por lo que su existencia resulta aún incierta.

Cultura ancestral, astronomía avanzada

Los “dogones” son un grupo étnico establecido en el centro de Malí, cerca del rio Níger y en torno a la gran falla de “Bandiagara”. Sus tradiciones religiosas y su cultura son ancestrales: conservan vistosos bailes con espectaculares máscaras, cultivan una original técnica en escultura y practican una arquitectura muy peculiar: las viviendas “dogonas” construidas en la misma falla “Bandiagara” son patrimonio de la humanidad. Según una tradición “dogona” unos dioses anfibios (llamados “Nommo”) llegaron en tiempos remotos desde el cielo en un barco volador.




El antropólogo francés “Marcel Griaule” (1898-1956) estudió a los “dogones”
durante los últimos 25 años de su vida. Analizó sus tradiciones y creencias gracias a unas extensas conversaciones con el chamán ciego “Ogotemeli”. El contenido de éstas fue recogido documentalmente por “Germaine Dieterlen” (1903-1999), estrecha colaboradora de “Griaule”, en su libro “Le renard pâle”.
Y es aquí donde entran “Sirio” astros.


Relatan “Griaule y Dieterlen” que, cada 50 años aproximadamente, los “dogones” celebraban una fiesta llamada “sigui” que estaba íntimamente relacionada con la estrella “Sirio”. Según “Dieterlen”, “Ogotomeli” habría revelado a “Griaule” unos conocimientos avanzadísimos de astronomía. 

Los “dogones” atávicos ya conocían los anillos de Saturno, los cuatro satélites “galileanos” de Júpiter y, lo que es aún más sorprendente, sabían perfectamente que “Sirio” era una estrella doble. Es más, la periodicidad de 50 años de la fiesta “sigui” tendría su raíz en el periodo orbital de Sirio B.

Arqueología

En 1976, el escritor anglo-americano Robert K.G: Temple publicó ‘El misterio de Sirio’, un libro en el que sostenía la tesis de que unos extraterrestres, que habrían entrado en contacto con la civilización egipcia hace unos 5.000 años, habrían comunicado sus extraordinarios conocimientos de astronomía, y estos conocimientos habrían sido transferidos por los egipcios a los “dogones”. Como “Sirio” era tan importante para los egipcios, pusieron mucho énfasis en comunicar sus conocimientos. 

Naturalmente los extraterrestres fueron incorporados a la arcaica tradición “dogona” como los dioses “Nommo”. Temple incluso llega a encontrar indicios en la cultura “dogona” de la posibilidad de que “Sirio” fuese una estrella triple, argumentando que conocían la existencia tanto de Sirio B como de Sirio C.



A pesar de lo fascinante de la historia, nadie medianamente serio cree hoy en las tesis de Temple. Hace 20 años que el antropólogo danés Walter van “Beek” emprendió un concienzudo trabajo de campo con el pueblo “dogón” y quedó sorprendido por sus modestos conocimientos de astronomía. Van “Beek” publicó un trabajo (‘Dogon restudied’) en el que subrayó que las tesis de Temple son especulaciones sobre los relatos de “Griaule” y “Dieterlen” que, a su vez, están basados exclusivamente en una fuente: el chamán “Ogotemeli”.

Sin duda los “dogones” habían tenido contacto con los occidentales antes de la llegada de “Griaule” a su territorio. Van “Beek” se refiere a un misionero jesuita que visitó a los “dogones” antes de “Griaule”. El astrónomo francés Henri Alexandre Deslandres estuvo en territorio “dogón”, con una expedición científica, observando un eclipse de Sol en 1893. Es de resaltar que “Griaule” también era astrónomo.


Creo que es fabulosos saber e informarnos ¿Tú que crees?

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