sábado, 5 de noviembre de 2016

El Platón y Pitágoras en los templos de Egipto.


La filosofía occidental prefiere no reparar las fuentes de la filosofía de “Platón”, a quien considera uno de los suyos.

Sin embargo, un filósofo que perfila ya y provee el impulso para el edificio lógico racional de la filosofía y de la ciencia moderna: un tipo de conocimiento que pretende ser objetivo, mayormente materialista, cuyo fin es conocer y conquistar la naturaleza exterior y no tanto la naturaleza interior; donde es más importante producir discursos de virtuosismo intelectual que poner en práctica y vivir el conocimiento.

Esta visión de la historia nos quisiera hacer creer que la filosofía, y en general el pensamiento crítico y el conocimiento validado objetivamente, nació en Grecia, casi por generación espontánea, liberándose de la superstición religiosa de todas las otras oscuras culturas del pasado (literalmente de culturas de tez oscura, como los egipcios). 

Por lo tanto, la tradición de aquellos más allegados a “Platón”, sus contemporáneos y la escuela místico-filosófica que se desdobló de sus enseñanzas nos dicen que “Platón” fue principalmente un místico, un iniciado y un teólogo y que su filosofía no es tan original como se piensa, sino que es la refinación intelectual de una antiquísima tradición esotérica. Nos dice “Marsilio Ficino”, el gran traductor de Platón al latín, que su enseñanza puede llamarse "una teología", puesto que "cualquier tema que trate, sea la ética, la dialéctica, la matemática, rápidamente lo completa, en un espíritu piadoso, y lo lleva a la contemplación y veneración de Dios".

¿De dónde obtuvo Platón la sustancia de su conocimiento, eso que en su aspecto más profundo lo revela como un maestro iniciado en los misterios del alma y del cosmos? La tradición dice que, de Egipto, de los misterios órficos y de los pitagóricos. 

En la época de “Platón” era común iniciarse en los misterios de “Eleusis”, los cuales parecen ser la continuidad de la tradición órfica, la cual aparentemente cifraba en la mitología una serie de enseñanzas místicas. En un libro, Thomas Taylor nos dice que “Platón” consideraba que "el gran diseño de los Misterios. Era llevarnos de regreso a los principios de los cuales descendemos. Una experiencia perfecta de bien espiritual". Cicerón no podía otorgarles más alta estima a los misterios:


Sin embargo, las instituciones excelentes y en verdad divinas que Atenas ha llevado y contribuido a la vida humana, ninguna, en mi opinión, es mejor que los misterios. Esto debido a que a través de ellos hemos crecido más allá del modo salvaje de existencia en el que estábamos y hemos sido educados y refinados a un estado civilizado; y como los ritos son llamados iniciaciones, así en verdad hemos aprendido sobre el inicio de la vida y hemos obtenido fuerza no sólo para vivir felizmente sino para morir con esperanza.

Sabemos que “Platón” tuvo en alta estima a Pitágoras (un ejemplo exotérico de esto es su Timeo, donde muestra que su cosmogonía es esencialmente pitagórica), algo que en su tiempo no era muy bien visto, ya que Pitágoras había fundado una escuela mística bastante radical, donde los filósofos llevaban una vida monástica y donde se realizaban una serie de prácticas ascéticas similares a las que podemos encontrar entre los yoguis de Oriente. 

Pitágoras, en esto coinciden la mayoría de las fuentes, viajó a diferentes partes del mundo y fue iniciado en los templos de Egipto. Thomas Stanley en su biografía de Pitágoras, siguiendo las fuentes clásicas, nos dice que "el sabio de Samos" estuvo más de 20 años en Egipto, aprendiendo bajo distintos hierofantes, en Tebas y en Menfis y en otras ilustres ciudades".

El filósofo neoplatónico “Jámblico” en su libro Sobre los misterios egipcios le dice a Porfirio que su filosofía debe ser interpretada "de acuerdo a las antiguas estelas de Hermes, que Platón, ya antes, y Pitágoras, tras leerlas en su totalidad, utilizaron para crear su filosofía". 

Sabemos que Pitágoras no fue el único de los griegos que viajó a Egipto. El mismo Platón cuenta en el “Timeo” y en el “Critias” que Solón recibió instrucción de un sacerdote egipcio, quien le revelo la hipótesis de la Atlántida y la doctrina de la destrucción cíclica del mundo, por el fuego y por el agua. 

El “padre de la filosofía" junto con Pitágoras, Tales de Mileto, también habría viajado a aprender a Egipto, de donde quizás tomó su teoría del origen de la vida en el agua, algo que también parece haber informado a Moisés o a quien sea que haya sido el autor del Génesis, con la idea de las aguas superiores que preceden a la Creación.

“Diógenes Laercio” cuenta en su pequeña biografía de Platón que después de la muerte de “Sócrates”, Platón realizó un largo viaje en el cual "visitó a los filósofos pitagóricos “Éurito” y “Filolao” en Italia y luego a Egipto a ver a aquellos que interpretaban la voluntad de los dioses; se dice que Eurípides lo acompañó ahí. En Egipto Platón se enfermó y fue curado por los sacerdotes". 

Platón habría querido luego visitar a los magos en Persia, pero las guerras asiáticas se lo impidieron. Aunque la información de Diógenes ha sido puesta en duda por los académicos modernos, esta noción de que Platón viajó a Egipto era ampliamente aceptada entre los filósofos de su academia y luego entre los filósofos neoplatónicos, dueños en cierta forma del verdadero espíritu platónico.   

“Thomas Taylor”, el gran traductor de Platón al inglés, cuyas obras estimularon la imaginación de los poetas románticos, escribió:

Platón fue iniciado al Gran Misterio a la edad de 49. La iniciación tuvo lugar en una de las cámaras subterráneas de la Gran Pirámide en Egipto. La Tabla isiaca formaba parte del altar ante el cual el divino Platón recibió lo que siempre había sido suyo, pero que la ceremonia de los Misterios encendió e hizo patente. 

Con este ascenso, después de 3 días en la Gran Cámara, fue recibido por el hierofante de la Pirámide (el hierofante era visto sólo por aquellos que habían cumplido los 3 días, los tres grados, las tres dimensiones) y se le entregaron las Enseñanzas Esotéricas de manera verbal acompañadas por el símbolo apropiado. Después de otros 3 meses de viaje iniciático en las cámaras de la Pirámide, el iniciado Platón salió al mundo con la misión de llevar a cabo la obra de la Gran Orden, como antes Pitágoras y Orfeo.

Esta "Tabla isiaca" es una referencia a una tabla antigua que en algún momento se creyó que era de origen egipcio pero que aparentemente data de los romanos, y en la que se representa a la diosa Isis. Numerosos eruditos esotéricos han interpretado la tabla, incluyendo al “jesuita”.

Los académicos modernos consideran que estas interpretaciones jeroglíficas no tienen sentido. De cualquier manera, la idea de una tabla o una estela con jeroglíficos que inscriben un valioso conocimiento esotérico, el cual debe preservarse de tal forma que logre sobrevivir un diluvio o un cataclismo, es una leyenda que atraviesa numerosas tradiciones y que ha sido el alimento de la más alta curiosidad mistérica.

Buena parte de esta creencia viene del monje egipcio “Manetón”. El monje Jorge “Sincelo” en el siglo XIII escribió sobre esto:

Se propone entonces hacer algunos extractos en lo que concierne a las dinastías egipcias de los libros de “Manetón”. Siendo él un alto sacerdote de los templos paganos egipcios, y basando sus respuestas [al rey Ptolomeo] en los monumentos que existían en el país “seriádico”. 

Estos monumentos, nos dice, estaban inscritos con caracteres de la lengua sagrada y con la escritura de “Toth”, el primer Hermes; después del diluvio fueron traducidos de la lengua sacra a la lengua vulgar, pero aún en caracteres jeroglíficos, y almacenados por el hijo de “Agathodaimon” y el segundo Hermes, padre de “Tat” en los templos interiores de Egipto.

El alquimista “Paracelso” en "La aurora de los filósofos":

Adán fue el primer inventor de las artes, porque tenía conocimiento de todas las cosas después de la Caída como antes. Por ello predijo la destrucción del mundo por el agua. De esta causa, también, fue que sus sucesores erigieron dos tablas de piedra, en las que inscribieron todas las artes naturales en caracteres jeroglíficos, para que así la posteridad pudiera familiarizarse con esta predicción, y que así pudiera ser prevenida y se tomaran provisiones en tiempos de peligro. Subsecuentemente, Noé encontró una de estas tablas en el Monte “Ararat”, después del diluvio. 

En esta tabla estaban descritos los cursos del firmamento superior y del globo inferior. Por medio de esta separación, un hombre se volvió astrónomo, otro mago, otro cabalista y un cuarto alquimista. Abraham, el “Tubalcain” volcánico, un consumado astrólogo y aritmético, llevó el arte fuera de “Canaan a Egipto”, en donde los egipcios emergieron con tan grande poder y dignidad que de ahí esta sabiduría se difundió en otras naciones. 

Si aceptamos la posibilidad de que las fuentes del conocimiento filosófico y en general del conocimiento religioso esotérico (incluyendo del Corpus Hermeticum) se encuentran en Egipto, debemos considerar lo que nos dice el mismo Platón y lo cual ha alimentado la imaginación de místicos, masones, filósofos perennes y teósofos (de alguna manera herederos de ese conocimiento iniciático): un origen en común de las diferentes tradiciones, el cual se podría situar en la Atlántida, el mítico continente destruido por las aguas. 

Esta idea, desde este punto en la historia, nos puede parecer poco plausible y ciertamente remota, pero grandes eruditos e iniciados por razones conocidas y algunas desconocidas han mantenido que esto es así.

Creo que cada persona piensa y se da cuenta que todas las religiones hablan de lo mismo ¿Tú que piensas?

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