Escritores y futurólogos de ciencia ficción predicen que
tarde o temprano la humanidad logrará vencer a la muerte.
Ya se están elaborando
las posibles vías a la inmortalidad: clonación, cultivación de órganos de
células madre, aplicación de nanotecnologías. Y todavía no se ha rechazado por
completo un método de llegar al futuro lejano, elaborado ya a mediados del
siglo pasado: la criónica.
Esta parte de la criobiología que consiste en la
conservación mediante frio de humanos (o animales) hasta que su reanimación sea
posible en un futuro, en muchas partes del mundo es ilegal. Por lo tanto, tiene
sus adeptos en Rusia.
La empresa KrioRus, emplazada en la provincia de Moscú,
ofrece mantener congelado los cuerpos de sus clientes. Sin embargo, puede
conservar el cerebro del difunto hasta aquel momento cuando las tecnologías
futuras permitan continuar la vida implantando el cerebro en otro cuerpo.
Explica según el director de KrioRus, Danila Medvédev, el
cerebro es similar al disco duro y su contenido puede ser congelado y
almacenado para el futuro. “Sabemos que la personalidad se almacena en el
cerebro, así que cuando el cuerpo de una persona es viejo, no hay razón para
mantenerlo”, indica.
La conservación
KrioRus ya ha conservado cuatro cuerpos y ocho cabezas de
personas que flotan en recipientes de metal que están llenas de nitrógeno.
La
idea se muestra popular y sigue atrayendo a clientes, como por ejemplo el
banquero Innokenti Osadchi, quien tiene tan sólo 35 años, pero piensa en
asegurarse una salida de las leyes de la naturaleza, porque no quiere morir
“dentro de un año, ni dentro de un millón de años”. Desde la apertura de
KrioRus se han construido nueve recipientes para 30 clientes.
El gerente de la empresa KrioRus afirma que en el futuro
habrá solamente poner en marcha el corazón de la persona congelada para que
vuelva a la vida, y cree que el progreso en nanotecnología y medicina permitirá
hacer operaciones que librará a los ‘pacientes’ de las causas iniciales de su
muerte.
Sin embargo, entre los especialistas hay muchos opositores a
la criónica como un método de alcanzar la inmortalidad y sobre todo como un
negocio. “Son unos estafadores que piden mucho dinero.
Explica el científico que un cuerpo, aún sea congelado vivo
y sano, ya no lo será tras la descongelación. De momento los científicos no
pueden congelar y preservar ni siquiera órganos, solamente las células, afirma
el experto.
La muerte viene cuando el cerebro, y no el corazón, deja de
funcionar. Entonces, se necesita congelar el cerebro cuanto antes para drenar
la sangre y reemplazarla por un crioprotector, un líquido especial que protege
a las células del daño causado por el hielo.
Y todavía no se puede impedir que
los miembros de la familia del difunto extraigan su cerebro y lo conserven,
aunque contra la última voluntad del mismo propietario del cerebro. Según el
director de CrioRus, es un buen consuelo para los parientes a los que ni
siquiera la psicología puede aliviar el luto.
La ciencia y el dinero
Los precios de KrioRus son 10.000 dólares para la cabeza y
30.000 dólares para el cuerpo entero. Es varias veces más barato que en otro
país donde funcionan empresas que ofrecen servicios de la criónica, los Estados
Unidos. Por ejemplo, en corporación Alcor congelar el cuerpo cuesta 150.000
dólares, y para congelar la cabeza hay que pagar 80.000 dólares.
A pesar de que actualmente en el mundo existen numerosas
sociedades científicas que propagan la idea de la criónica, el número de las
principales empresas que practican los servicios de la congelación de cuerpo o
cerebro se limita a dos en EE. UU y dos en Rusia.
Las ideas de conservar los cuerpos en el frío se remontan al
siglo XVIII. En Rusia a principios del siglo XX Porfiri Bajmétiev, que
actualmente se considera como “el padre de la criónica”, realizó experimentos
de la congelación del tejido biológico y de anabiosis de cuerpos de mamíferos e
insectos enteros y descubrió las propiedades crioprotectroas de glicerina.
Pero
no fue hasta 1967 que el cuerpo humano del profesor de psicología James
Bedford, que murió de cáncer del pulmón, fue sometido a la congelación.
Desde entonces la aplicación de las tecnologías de criónica
—cada año más complicadas y modernas— experimentaron tanto fracasos como
éxitos. Según los datos del Instituto de la Criónica (EE.UU.) para el 1 de
junio de 2009 en los Estados Unidos fueron congeladas 186 personas. En Rusia,
hay 12 personas que en la provincia de Moscú esperan la “resurrección” en el
futuro.
Mientras que congelarse en espera de que el progreso le
devuelve a uno la vida, todavía sale demasiado costoso para la gente común y
corriente, las ideas de criónica florecen en la cultura popular.
Desde la
comedia francesa del 1969 “El abuelo congelado”, en la que el abuelo de la
esposa de Huber de Tartas, interpretado por Louis de Funes, vuelve a casa
después de 65 años de hibernación en los glaciares del polo y perturba la vida
de la familia, la idea de someter a las personas a la congelación para que
lleguen al futuro sirvió de base para el argumento de famosas películas tales
como las de Austin Powers, El Demoledor y Abre los ojos.
La tecnología
no deja de sorprendernos cada día, lo que antes se apreciaba en ciencia ficción,
ahora es realidad, tanto poder tiene la tecnología que ahora no hay límites en
crear o construir aparatos o maquinas que revoluciona el mundo. ¿Qué crees tú
sobre el avance de la tecnología?
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