El diario secreto del almirante "Byrd": Debo de escribir este diario a escondidas y en absoluto
secreto. Se refiere a mi vuelo antártico del 19 de febrero del año 1947.
Vendrá un tiempo en el que la racionalidad de los hombres
deberá disolverse en la nada y entonces se deberá aceptar la "inevitabilidad" de
la Verdad. Yo no tengo la libertad de divulgar la documentación que sigue, pero
debo de cualquier forma, hacer mi deber y "relatarla" aquí con la esperanza de
que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y la avidez de
ciertos hombres ya no podrán suprimir la Verdad.
Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún
en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento,
pero no hay indicación de congelamiento. Transcurrido 29 minutos de vuelo desde
el primer "avistamiento" de los montes, no se trata de una alucinación. Es una
pequeña cadena de montañas que nunca habíamos visto antes.
Además de las montañas
hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre
hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo! ¡Hay
algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!
A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros
instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos.
Altero la altitud a
1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para examinar mejor el valle
que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece
diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y
avistamos algo que parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un
elefante! ¡¡¡No! ¡Parece ser un mamut!, Es increíble! ¡Sin embargo es así!
Descendemos a cota 1000 pies y uso un prismático para examinar mejor al animal.
Está confirmado, se trata de un animal semejante al mamut. Encontramos otras
colinas verdes.
El indicador de la temperatura exterior marca -24º C. Ahora
seguimos sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo ahora parecen normales.
Quedo perplejo ante sus reacciones. Intento contactar el campo base. La radio
no funciona. El paisaje circundante parece nivelado y normal. Delante de
nosotros avistamos aquello que parece ser ¡¡¡una ciudad!! ¡Es imposible! El
avión parece ligero y extrañamente flotante. ¡Los controles se niegan a
responder! ¡Dios mío! A nuestra derecha e izquierda hay aparatos de extraño
tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora están bastante cerca para ver
sus insignias. Es un símbolo extraño.
¿Dónde estamos? ¿Qué ha sucedido? Otra
vez tiro decididamente de los mandos. ¡No responden! Estamos atrapados
firmemente por una especie de invisible cepo de acero. Nuestra radio grazna y
llega una voz que habla en inglés con acento que parece decididamente nórdico o
alemán.
El mensaje es:
“Bienvenido a nuestro territorio, almirante. Os haremos
aterrizar exactamente dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante, estáis en
buenas manos “. Me doy cuenta de que los motores de nuestro avión están
apagados. El aparato está bajo un extraño control y ahora vira sólo. Recibimos
otro mensaje radio. Estamos iniciando la maniobra de aterrizaje y en breve el
avión vibra ligeramente comenzando a descender como sostenido por un enorme,
invisible, ascensor. Algunos hombres se están aproximando, a pie, al avión. Son
altos y tienen el pelo rubio. A lo lejos hay una gran ciudad "destellante",
vibrante con los colores del arco iris.
No sé lo que sucederá ahora, pero no
veo trazas de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo una voz que me
ordena, llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto. De este punto en
adelante escribo los acontecimientos que siguen, volviéndolos a llamar a la
memoria. Esto asienta la imaginación y parecería una locura si no hubiese
acaecido verdaderamente. El técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos
cordialmente.
Después fuimos embarcados sobre un pequeño medio de transporte
semejante a una plataforma, pero sin ruedas. Nos condujo hacia la ciudad "destellante" con extrema celeridad. Mientras nos aproximábamos, la ciudad
parecía hecha de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran edificio, de un
estilo que nunca antes había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de "Frank Lloyd Wright", o quizás más precisamente de una escena de "Buck Rogers"! Nos
ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo que nunca había saboreado. Era
deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de nuestros sorprendentes
anfitriones vinieron a nuestro alojamiento, invitándome a seguirlos.
No tenía
otra elección que obedecer. Dejé a mi técnico-radio y caminamos un poco hasta
entrar en aquello que parecía ser un ascensor. Descendimos durante unos
instantes, el ascensor se paró y la puerta se deslizó hacia arriba silenciosamente.
Proseguimos luego por un largo corredor iluminado por una luz rosa que parecía
emanar de las mismas paredes. Uno de los seres hizo señal de pararnos ante una
gran puerta. Encima de ésta había una inscripción que yo no estaba en grado de
leer. La gran puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar. Uno de los
anfitriones dijo: “No tenga miedo, Almirante, vais a tener un coloquio con el
Maestro “.
Entré y mis ojos se adecuaron lentamente a la maravillosa coloración
que parecía llenar completamente la estancia. Entonces comencé a ver aquello
que me rodeaba. Lo que se mostró a mis ojos era la vista más sorprendente de
toda mi vida.
“hemos intentado entrar en contacto con vuestra raza, pero
nuestros esfuerzos han sido acogidos con hostilidad: se hizo fuego contra
nuestro “Flugelrads”. Si, hasta fueron seguidos con maldad y animosidad por
vuestros aviones de combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una gran
tempestad en el horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se
extinguirá durante varios años.
No habrá defensa con vuestras armas, no habrá
seguridad en vuestra ciencia. Asolará hasta que cada flor de vuestra cultura
haya sido pisoteada y todas las cosas humanas sean dispersadas.
La
reciente guerra ha sido solamente un preludio a cuanto todavía debe advenir a
vuestra raza. Nosotros, aquí, podemos verlo más claramente a cada hora… ¿Cree
que me equivoco?, No – contesté – ya ha sucedido una vez en el pasado; llegaron
los años oscuros y duraron 500 años”.
“¡Si, hijo mío – replicó el Maestro – los
años oscuros que llegarán ahora para vuestra raza, cubrirán la Tierra con un
paño mortuorio, pero creo que alguno, entre vosotros, sobrevivirá a la
tempestad, más que esto no sé!”.
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